sábado, 21 de mayo de 2016

Consideraciones teóricas para la comprensión del sentido de lo político en la vida cotidiana

Presentamos un breve resumen sobre el ensayo “Consideraciones teóricas para la comprensión del sentido de lo político en la vida cotidiana” de Zahiry Martínez Araujo (2011). En este ensayo se analiza desde una perspectiva interpretativa cómo la gente da sentido a su vida cotidiana desde el contexto sociopolítico actual (1999-2010), en base a la psicología colectiva de Fernández Christlieb, la Sociología del Conocimiento de Berger y Luckmann, la Fenomenología Social de Schutz y la Hermenéutica de Gadamer.
Para Schutz (1979) la vida cotidiana es la realidad de primer orden, la fundamental y eminente y para Berger y Luckmann (2006) “La vida cotidiana se presenta como una realidad interpretada por los hombres y que para ellos tiene el significado subjetivo de un mundo coherente” (p. 34).
Propone Schutz que vivimos el mundo “con otros y para otros, y orientamos nuestras vidas hacia ellos” (1979; p. 39). Por ello, la comprensión de las formas en que la vida es llevada, construida y transitada pasa por concebir la permanente mudanza que el encuentro con el otro (igual y diferente) exige.
Para Schutz (1979) intersubjetividad es aquello que transita en, sobre y a partir de esta realidad entendida como mundo de la vida cotidiana, donde viven sujetos entre sujetos, en permanente relación; es en ella donde recae la configuración de la realidad social. Lo que propone este autor es que la intersubjetividad no pertenece exclusivamente al conocimiento trascendental sino que debe entenderse desde la vida diaria, desde el sentido común, desde lo que la gente dice que vive, que siente, que piensa, que crea, que cree.
Las personas contamos con el lenguaje no tan sólo como un instrumento para comunicarnos y relacionarnos con las cosas, los otros y el mundo en general, sino como el modo y la experiencia como hacemos cosas con y para nosotros y los otros. Mientras hablamos vamos configurando las formas sensibles, afectivas, razonables y hasta endurecidas de entendernos y dar cuenta del sentido que tiene para nosotros la vida en el mundo. Schutz (1979) habla del pensamiento natural como las formas intuitivas de conducirnos y transitar en el día a día de nuestras vidas. Estas formas de relacionarnos los unos con los otros están fundamentadas sobre el uso primordial del lenguaje como vía, herramienta y modo de construcción de nuestra realidad, de nuestro mundo.
“La cultura cotidiana refiere a todo el conocimiento y la experiencia que no es cuestión especializada (…) y que tiene como objetivo construir una experiencia personal y colectiva que tenga sentido” (1987, p. 85). La construcción de esta experiencia está posibilitada por la estructura simbólica en la que se organiza la vida cotidiana; la cual plantea Fernández-Ch como una relación dicotómica, y que a nuestro entender pudiéramos concebir como una relación dialéctica entre aquello que es lo comunicable y lo que es incomunicable; organizada a su vez esta relación por una dinámica que se desliza entre varios niveles de la intersubjetividad, a saber: el intraindividual; el conversacional y el civil.
Es en el nivel de la civilidad donde se encuentran y confluyen los símbolos y significados; lo público y lo privado; lo comunicable y lo no comunicable. Lo público y lo privado son espacios, que no quiere decir que sean fijos ni con características inherentes, sino que siempre estarán en relación al contexto en el que emerjan, por ser procesos comunicativos.
La Politización es la resignificación de aquellos símbolos desnudos de significados y aquellos significados que parecen estar deambulando sin figuras o símbolos. La politización hace comunicable lo incomunicable, público lo privado, e invita a las experiencias que se vivencian como personales, sean debatidas en la esfera pública (Fernández Ch, 1989).
La calle parece ser el escenario consentido de la política, en tanto que como espacio simbólico, confluyen lo público y lo privado, lo cotidiano y lo estructural, lo personal y lo político. “Ningún otro escenario presenta para la sociedad civil las posibilidades politizadoras del espacio público urbano” (Fernández; 1989; p. 97).

Entendemos –al menos momentáneamente– que lo político posee formas ambiguas y divergentes; que no emerge paralelo o tangencial, sino en la propia dinámica de la vida cotidiana, y que transforma los significados y símbolos que, en la relación con nosotros y los otros, se expresan y se intercambian, en los espacios públicos y privados que delimitan el espíritu colectivo, configurando las formas intersubjetivas de re-crear nuestra propia realidad.

http://www.scielo.org.ve/pdf/ag/v28n54/art09.pdf

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